Datos biográficos

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Nací en Güímar, isla de Tenerife, el 28 de junio de 1947. En 1969 me licencié en Filosofía y Letras, especialidad de Filosofía, en la Universidad de Barcelona. En 1971 presenté en la misma universidad la tesina, Empirismo y racionalismo en el análisis de John Locke de la posibilidad de una ciencia de la naturaleza, en el Ensayo sobre el entendimiento humano, que obtuvo la calificación de Sobresaliente por unanimidad.

Fui Profesor Ayudante de Filosofía en la Universidad de La Laguna durante dos cursos académicos, desde 1969 a octubre de 1971. De 1971 a 1973 cursé dos años de Filología Inglesa en la Universidad de La Laguna, actividad que compatibilicé con un puesto de Profesor de Filosofía en el Instituto de Bachillerato Andrés Bello de Santa Cruz de Tenerife. En el curso 1973-1974 ejercí como Spanish Assistant Teacher en Dover´s Grammar School for Boys, en el Reino Unido.

De octubre de 1975 a marzo de 1977 trabajé en Londres en el Consulado General de España, bajo la dirección de Fernando Morán López, Cónsul General entonces y Ministro de Asuntos Exteriores después, en labores administrativas, mientras perfeccionaba mi inglés.

En el verano de 1977 ingresé en el Cuerpo de Catedráticos de Bachillerato de Inglés, tras superar un concurso oposición libre en Madrid. Desde el 1 de septiembre de 1977 estuve en activo en ese cuerpo hasta mi jubilación en septiembre de 2007, con la excepción del período comprendido entre el 1 de septiembre de 1983 al 10 de agosto de 1987, en el que fui Director General de Ordenación Educativa, primero, y Viceconsejero, después, de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, una experiencia para mí muy enriquecedora.

Durante mi carrera docente he sido Director de los Institutos de Bachillerato de San Andrés y Sauces, en la isla de La Palma, y de Tejina, en la isla de Tenerife, y también del Centro de Bachillerato de Educación a Distancia de Santa Cruz de Tenerife. El 22 de enero de 1986 fui nombrado por el ministro de Educación de La República Francesa, Monsieur Jean Pierre Chevenement, Chevalier dans l’Ordre des Palmes Académiques, y el 3 de diciembre de 2008 la ministra de Educación, Política Social y Deporte del Reino de España, doña Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, me otorgó la Cruz de Alfonso X el Sabio.

En febrero de 1991, durante la Guerra del Golfo, visité Venecia por primera vez y me impresionaron las sedes de algunas de las scuole venecianas y las pinturas de los ciclos narrativos de finales del Quattrocento y principios del Cinquecento por ellas encargadas, expuestas en L’Accademia y en la Scuola di San Giorgio degli Schiavonni. Interesado por este tema, más tarde visité la Pinacoteca di Brera de Milán. Desde entonces dediqué todo mi tiempo libre al estudio de estas sociedades y de sus encargos artísticos. Todas mis vacaciones las dediqué a viajar a Venecia desde las lejanas Canarias. El tiempo y el esfuerzo económico exigido siempre se veían compensados. Venecia me recibía cada vez bella y rica en documentación. Trabajaba en las bibliotecas Marciana, Correr y Querini-Stampalia, y en el Archivio di Stato, lo que conllevaba rápidas comidas en Dona Onesta y La Madonna. Empecé a familiarizarme con F. C. Lane, B. Pullan, E. Muir, P. F. Brown, P. Humfrey, W. Wurthmann, G. Perocco, A. Gentilli, P. L. Sohm, D. Howard, M. F. Neff, O. Logan, M. Hochmann, F. Amis-Lewis, A. Manno, A. Bellavitis, R. H. Moeller, L. Mola, A. Manno, O. Demus, R. Liebermann, M. L. King, F. Bardon, J. G. Renier Michiel, D. Rosand, B. Roeck, J. Raby, G. Ruggiero, D. Romano, S. R. Ell, R. C. Davis, A. Zorzi, V. Sgarbi, P. Scarpa, V. Moschini, J. Moschini Marconi, T. Pignatti, M. Muraro, H. F. Collins, G. Fiocco, A. Niero, P. Paoletti, L. Sbriziolo, S. Gramigna y A. Perissa, P. Molmenti, F. Valcanover, G. Nepi Scirè, J. Bernasconi, V. Branca, L. Borean, Ch. Dempsey, R. Gallo, M. Hollingsworth, S. Chojnacki, F. Gibbons, J. Glixon.., y con el Zanetti, el Gallicioli, el Capelleti, el Corner, el Sansovino y el Sanudo. Este último siempre frustrante porque no lo podía consultar sino en Venecia misma. En un ritmo vertiginoso unos llevaban a los otros y fueron necesarias nuevas estanterías en casa para albergarlos a todos. Amazon, el librero del Bacino Orseolo, hoy dedicado al más próspero negocio de la venta de souvenirs en el mismo lugar, y José Cabestany en la Universidad de La Laguna, cumplieron su papel a la perfección.

Este trabajo lo culminé con una tesis doctoral, Estudio de los encargos pictóricos narrativos de las cofradías venecianas de 1490 a 1535, bajo la dirección del doctor Fernando Gabriel Martín Rodríguez, defendida en la Universidad de La Laguna en el verano del 2004. El tribunal, integrado entre otros por el doctor Emilio Lledó Íñigo, que lo presidía, Catedrático de la Universidad Nacional a Distancia, académico de la Real Academia de la Lengua Española y premio Princesa de Asturias,  por el doctor Peter Humfrey, reconocido especialista en arte italiano del Renacimiento y profesor titular de la universidad británica de Saint Andrews, y por el doctor Francisco Fajardo Spínola, de la Universidad de La Laguna, otorgó a la tesis la calificación de Sobresaliente cum Laude.

La tesis, muy voluminosa, no ha sido publicada, pero está “colgada” en esta página web. Me ha decidido a hacerlo un reconocimiento reciente del profesor Reinhold C. Mueller, que a mí en su día me había sobrecogido con el imponente Money and Banking in Medieval and Renaissance Venice, Banks, Panics and the Public Debt (1200-1500). En la nota 9, página 67, de su artículo «”Spexe menude”: la contabilità de Lorenzo Bonrizo, guardian da mattina della Scuola grande di San Marco per l´anno1498-1499», en La Scuola grande di San Marco e le scuole in Venezia tra religiosità laica e funzione sociale, Viella, 2015, el profesor R. C. Mueller dijo:

Si veda l´eccellente tesi di PhD all´Universidad di Tenerife, inedita, di José Carlos Guerra Cabrera, con una puntuale analisi della composizione sociale dei confratelli di questa scuola grande (e di quella di San Giovanni Evangelista), professione per professione, mestiere per mestiere, 1480-1515, proprio negli anni che qui interessano. Ovviamente, quel che si può dire qui riguardo a questa pochi casi dei decessi, nei confronti della approfondita ricerca di Guerra Cabrera, è supperficiali. Vedi J.C. Guerra Cabrera, Los encargos pictóricos narrativos de las cofradías venecianas (14901535). Pintura, religiosidad y sociedad, cap. 3, pp. 161282 (gentilmente fattomi avere in DVD dall´autore, che ringrazio sentitamente).

Acabo de terminar un estudio sobre el pintor Óscar Domínguez, la figura artística canaria más universal. Titulado Óscar Domínguez: obra, contexto y tragedia, es el fruto de una actividad casi exclusiva que se ha prolongado por tres años y medio, de mediados de 2016 hasta diciembre de 2019. En él he reconstruido la vida artística de Domínguez paso a paso, actividad por actividad, exposición por exposición, ilustración por ilustración.

La obra de Domínguez ha sido bien estudiada, principalmente por Eduardo Westerdahl en sus monografías de 1968 y 1971; Fernando Castro en su tesis doctoral (Óscar Domínguez y el Surrealismo, 1978), en su posterior monografía de 2011, Óscar Domínguez, y en numerosos artículos; Emmanuel Guigon (Óscar Domínguez, 1996); Liliane Cuesta (Oscar Dominguez: les paysages cosmiques, 2001); Julie Legardien (Oscar Dominguez: son oeuvre tardive, 1943-1957, 2005),  y Pilar Carreño Corbella (Óscar Domínguez en tres dimensiones, 2010).

No ocurre lo mismo con su actividad expositiva, con la recepción de su obra por sus contemporáneos y con aspectos importantes de su biografía. Por ello, he rastreado veintiuna exposiciones individuales y más de un centenar de colectivas de Domínguez durante su vida, he estudiado el contexto y los catálogos de todas ellas y he consultado más de trescientas reseñas sobre ellas, de diarios y de revistas especializadas en arte. Los fondos en París de la Bibliothèque Nationale Francaise, sede Mitterand, microfilmados, y los de la Bibliothèque Kandinsky, en el Musée Nationale d’Art Moderne-Centre Pompidou, en Londres, los de la Tate Britain, impresos, en Bruselas los de la Bibliothèque Royale, también impresos, han sido las fuentes más importantes para esta labor. De esta forma, he aclarado el valor que se le iba otorgando a la obra de Domínguez y el lugar que se le asignaba en el escenario artístico parisino. Por otra parte, los catálogos, los fondos manuscritos e impresos de la Galerie de France, que se encuentran en el Institut Mémoires de l´Édition Contemporaine (IMEC) en la Abbaye de l’Ardenne en Caen, los expedientes de adquisición de obras de Domínguez por parte del Estado francés, en les Archives Nationales, sede de Peyrefitte-sur-Seine, y los de exposiciones organizadas por la Action Culturelle Française, en Les Archives Diplomatiques du Ministére des Affaires Étrangeres de France en la Corneuve, me han permitido adentrarme en el inexplorado campo de la cotización, en vida de Domínguez, de sus obras.

He enriquecido la biografía del tinerfeño en varios aspectos: su relación con Victor Brauner, el desgraciado incidente en el estudio de Domínguez el 27 de agosto de 1938 y la interpretación de este incidente en el seno del círculo surrealista; su relación con Paul Éluard; su relación con André Breton (se ha consultado la correspondencia de Domínguez con él en la Bibliothèque Jacques Doucet de París) y las razones de la ruptura;  su relación con César González-Ruano durante la Ocupación de París; con Maud Bonneaud; con Renato Birolli (he estudiado las cartas de Domínguez y Maud Bonneaud al pintor italiano, depositadas en el Archivio Contemporaneo A. Bonsanti en el Gabinete Scientifico Letterario G.P. Vieusseux, en Florencia) y la introducción de Domínguez en el mercado del arte italiano; su relación con Gildo Caputo y la Galerie de France y con Marie-Laure de Noailles.  Asimismo, he podido precisar la represión que Domínguez sufrió por parte del Régimen de Vichy, cuando huyó al Midi tras la entrada de los alemanes en París; su republicanismo –ha aparecido un Domínguez no tan apolítico como dibujó Eduardo Westerdahl–, el contexto de las numerosas colectivas republicanas en las que participó, la nacionalización francesa y las circunstancias que la rodearon y el impacto que tuvo su muerte entre amigos y conocidos y en la prensa generalista y especializada francesa. He atribuido una especial relevancia en la vida de Domínguez y en su trágico final a su admiración y deseo de emulación de Picasso, y he formulado una hipótesis, que creo coherente y fundamentada, sobre su muerte, cuyas circunstancias concretas he podido definitivamente aclarar al encontrar el expediente policial, manuscrito y dactilografiado, del suicidio en Les Archives de Paris, incluido íntegramente en el Apéndice Documental.

Para este enriquecimiento de la biografía de Domínguez me he basado también en los testimonios sobre su persona y actividades dejados por Eduardo Westerdahl, Maud Westerdahl, Guetón Rodríguez de la Sierra (a través de Leopoldo O’Shanahan) y Domingo Pérez Minik, y por una plétora de amigos y conocidos suyos de París o de la antigua Checoslovaquia, algunos publicados y otros en la Bibliothèque Kandinsky, en la Bibliothèque National Française, o en la Bibliothèque Royale, en Bruselas. Me refiero a Simone de Beauvoir, André Breton, Jean Bouret, Brassaï, Victor Brauner, Jean Paul Crespelle, Lise Déharme, Christian Dotremont, Geo Dupin, Nadine Effront, Paul Éluard, Apel-les Fenosa, Varian Fry, Françoise Gilot, Mary Jayne Gold, César González-Ruano, Mercedes Guillén, Irène Hamoir, Georges Hugnet, Myrtille Hugnet, Jacques Hérold, Jifi Kola, Michel Leiris, Man-Ray, Dora Maar, René Magritte, Jean Malaquais, Léo Malet, Marcel  Marïen, Otto Mizera, Marie-Laure de Noailles, Pavel Štěpánek, Joaquín Peinado, Roland Penrose, Valentine Penrose, Vladimir Reisel, Dorothea Tanning y Remedios Varo. Especial atención han recibido las informaciones que sobre Domínguez proporcionan Marcel Jean, Ernesto Sábato, Ned Rorem, James Lord y Patrick Waldberg, todos ellos conviviendo estrechamente con él en distintos períodos de su vida. También he recurrido a los fondos de la Galerie Rive-Gauche y de la de Henriette Gomes, en la Bibliothéque Kandinsky, y los de la Galerie Breteau y los ya referidos de la Galerie de France, en el IMEC, en Caen, galerías todas ellas relacionadas con Domínguez.

En este trabajo he afrontado una faceta muy importante de la carrera artística de Domínguez, conocida, pero no estudiada: sus pastiches y sus imitaciones, los motivos y su influencia en la obra del propio Domínguez. He analizado sobre todo los pastiches que ejecutó sobre la obra de Giorgio de Chirico, inmediatamente antes de la Segunda Guerra Mundial, durante e inmediatamente después, el contexto en que se desarrollaron, sus proporciones, cómo las ejecutó y cómo fueron introducidas en el mercado del arte. Igualmente, he examinado las copias de Picasso durante la Segunda Guerra Mundial y en la década de 1950, con aportación documental relevante, procedente de los fondos de la Getty Research Foundation, de Los Ángeles.

Lentamente ha emergido ante mí la figura de este canario universal, un artista de un ingenio creativo inconmensurable, una personalidad entregada absoluta y obsesivamente a la pintura y a la búsqueda de un lugar de preeminencia en ella equiparable al de su amigo Pablo Picasso. En ese empeño no dejó de experimentar nuevos caminos y sus incontestables hallazgos se vieron oscurecidos por el apresuramiento al que lo inducía su incontenible deseo de triunfar. Finalmente, no resistió la percepción del alejamiento de la meta que se había propuesto y puso fin su a su vida.

En la actualidad, ya en el otoño de la vida, comparto mis esfuerzos entre la escritura de una novela histórica sobre los orígenes de la colonización de la isla de Tenerife por la Corona de Castilla y la integración de la población aborigen de las islas en la nueva sociedad colonial, y el estudio de la pintura de las corrientes de vanguardia de la primera mitad del siglo pasado.

José Carlos Guerra Cabrera.

Bajamar, marzo de 2020.